El Brujas venció a domicilio al Leipzig (1-2) gracias a un gran primer tiempo en el que impuso su juego al equipo alemán, con una presión alta agresiva y una gran intensidad en los balones divididos.

En la segunda parte, el Leipzig tuvo más control del partido, pero se estrelló con una buena organización defensiva y apenas generó llegadas.

El Leipzig se puso pronto por delante en el marcador, en el minuto 5 con un gol de Christopher Nkunku, pero el Brujas mantuvo la apuesta que había hecho desde el principio con un juego agresivo en la presión alta y buscando llegar lo más pronto posible a puerta.

El delantero Charles De Ketalaere era una pesadilla para la defensa del Leipzig y el meta Peter Gulacsi tuvo que intervenir con varias paradas antes de que llegara el empate.

El 1-1 lo marcó, en el minuto 22, Hans Vanaken, con un remate dentro del área a centro de Ketalaere en una jugada que se inició con una recuperación de balón en la mitad contraria.

El Brujas ganaba los balones divididos, el Leipzig, aunque tuviera más la pelota, casi no lograba salir de su propia mitad y los belgas disparaban más a puerta.

La superioridad se tradujo en el marcador con un gol de Mats Ritz, en el minuto 41, a centro de Vanaken.

En la segunda parte el Brujas empezó más replegado, lo que permitió al Leipzig empezar a tener fases de posesión más largas en la mitad contraria.

Sin embargo, el camino hacia la portería parecía cerrado para los alemanes, que fallaban en el centro o en el último pase. Pasada ya una hora de juego lo más peligroso había sido un remate por encima de la portería de Nkunku desde fuera del área.

El Brujas en la segunda parte se limitó en la parte ofensiva a contragolpes aislados, alguno de los cuales con un poco de suerte hubiera podido cuajar.

La mejor oportunidad del Leipzig, prácticamente la única, llegó en el minuto 89 con un remate de André Silva ante el que Simon Mignolet reaccionó con una gran parada.

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