Con una ajustada victoria ante la Sampdoria (4-2), la Juventus se recuperó de la derrota ante el Roma de la pasada jornada y otea ya los puestos europeos. El colombiano Juan Guillermo Cuadrado entró a los 46 minutos por Leonardo Bonucci.

La ‘Juve’ tuvo que sufrir para sacar adelante la victoria en casa ante un equipo en descenso como la ‘Samp’, que consiguió reponerse de los dos goles iniciales de una ‘Vecchia Signora’ que empezó fortísimo pero que se relajó con el paso de los minutos.

En un once sin Chiesa y sin Di María, descansando tras el choque de Liga Europa ante el Friburgo, volvió Allegri a darle el mando a Fagioli, Barrenechea y Miretti, canteranos que siempre han respondido ante las oportunidades del técnico italiano.

Saltó concentrado el combinado turinés y en menos de media hora pareció encarrilar el choque. Bremer golpeó primero con su especialidad, el balón parado, con Kostic sumando su octava asistencia de la temporada; y Rabiot puso la puntilla con otro testarazo a un centro lateral de Miretti.

Un 2-0 efectivo pero que no fue suficiente para terminar con las esperanzas de la ‘Samp’ que dirige el serbio Dejan Stankovic, que, pese a ser colista de la Serie A, es un equipo combativo que ha demostrado generar mucho más peligro que el que dice su puesto en la tabla.

Se relajó el equipo blanquinegro y lo aprovecharon los genoveses, que, en un visto y no visto, en cuestión de dos minutos, empataron la contienda con goles de Tommaso Augello y Filip Djuricic, mermando a una ‘Juve’ que pareció tenerlo bajo control.

Los dos goles encajados agitaron a los locales, que no dieron respiro al Sampdoria en toda la segunda mitad, asediando su área sin dar opciones a la sorpresa.

Tuvo que aparecer otra vez Rabiot para deshacer la igualada en el minuto 64, un gol que desatascó definitivamente a un Juventus que empezó a llegar de manera sistemática y casi sin oposición a la meta defendida por Turk.

Tanto que, apenas dos minutos después, Cuadrado provocó un penalti que Vlahovic estrelló en un palo, alargando así su mala racha de cara a puerta en la Serie A, en la que no marca desde el pasado 7 de febrero.

No fue la única madera que encontró el ariete serbio, que en el tiempo añadido remató con violencia otro centro lateral de Kostic que acabó rebotando en el larguero tras la mano salvadora de Turk, que sin embargo no pudo evitar dejar el balón muerto a un Soule que rubricó su primer gol en la Serie A y que sentenció el choque.

Ni si quiera la entrada de Jesé en la ofensiva visitante pudo generar el peligro suficiente para que la ‘Samp’ disparara a puerta en un segundo acto.

Terminó el choque con la ‘Juve’ a solo cuatro puntos de los puestos europeos y con la ‘Samp’ como colista. Pero, curiosamente, en un abrazo de compatriotas entre Stankovic y Vlahovic, fue el técnico del equipo perdedor el que tuvo que consolar al delantero del ganador, visiblemente molesto con no haber visto puerta en el choque.

Roma sucumbe

En una semana que Mourinho calificó como “peligrosa”, el Roma pasó de la alegría de vencer a la Real Sociedad en Liga Europa a estrellarse en casa 3-4 ante el Sassuolo y, por tanto, encarar el partido de vuelta ante el conjunto donostiarra con las dudas de un equipo que encajó cuatro goles en su fortín.

No recibía el conjunto giallorosso en Serie A, como local, desde el pasado 13 de noviembre. Ese equipo seguro, inexpugnable en su Coliseo particular, sucumbió ante un Sassuolo de mitad de tabla que le hizo 3 goles en el primer acto y el definitivo en el segundo de un partido con un aura enrarecida.

Y es que la sanción que finalmente se impuso a Mourinho de 2 partidos desembocó en una multitudinaria pañolada blanca de todo Olímpico de Roma a modo de queja contra la Federación Italiana de Fútbol y como apoyo a su líder.

Un Mourinho que se vio obligado a rotar tras el partido del jueves y las lesiones. Sentó a Mancini y DybalaCristante cumplió ciclo de amonestaciones, y Pellegrini y Belloti estaban lesionados. No era el once tipo de Mou, que hasta ahora, pese a las bajas, había sacado adelante los resultados en casa.

Pero es que un Roma sin Dybala es mucho menos Roma. Sin su líder en el verde, la Loba no se encuentra, no carbura, lo pasa mal para oxigenar, especialmente ante equipos con tanta presencia ofensiva como este Sassuolo, que con Berardi y Laurienté descosió la zaga romanista.

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