Las autoridades de los estados de Nueva York y Nueva Jersey están iniciando una campaña conjunta para conseguir que el MetLife Stadium, de. Complejo Deportivo Meadowlands, sea la sede de ese encuentro. Esa campaña incluyó un evento que se celebró la semana pasada en Times Square, ciudad de Nueva York, con el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, y el alcalde neoyorquino, Eric Adams. “Eric y yo estamos convencidos de que tenemos los mejores argumentos, por mucho, para conseguir el mejor paquete, incluida la final”, comentó Murphy en una entrevista conjunta con Adams el miércoles de la semana pasada por la mañana.

En la mayoría de los mundiales suele haber una elección obvia para el partido final. Moscú, Río de Janeiro y París –en rigor, el suburbio de Saint-Denis– siempre iban a ser las elegidas cuando sus países organizaron el torneo. Sin embargo, hay varios candidatos atractivos para la definición de 2026, la cual tendrá lugar el 19 de julio. Aunque México y Canadá albergarán varios de los 104 partidos del torneo, los países acordaron que la mayoría de los encuentros, y todos a partir de los cuartos de final, se desarrollen en Estados Unidos.

La única otra ocasión en que Estados Unidos albergó el Mundial, en 1994, el Rose Bowl de Pasadena, California, se llevó la final. Esta vez, el SoFi Stadium es el recinto del área de Los Ángeles incluido en la lista de estadios para 2026. Sin embargo, ese escenario fue construido principalmente para el fútbol americano de la NFL y hay preocupación por que el campo sea demasiado angosto para el fútbol, para lo cual se necesitaría eliminar algunos asientos y reducir la capacidad.

Dallas ha surgido como otro de los principales candidatos, en parte porque el cercano AT&T Stadium puede ser ampliado para ofrecer más de 100.000 asientos para el fútbol. Sin embargo, Adams y Murphy argumentan que la zona de Nueva York supera a esos lugares como el mejor sitio para el juego. “Sí, Los Ángeles es conocida por su extravagancia y su atractivo de Hollywood”, admitió Adams. “Pero creo que Nueva York es el escenario más grande”, arguyó. Murphy opinó: “Nueva York es la capital internacional del mundo. Sin faltarle el respeto a Dallas, estamos hablando de Nueva York”.

Los otros contendientes no han bajado los brazos. “Estamos tratando de convencer al comité de que somos la sede perfecta para las semifinales y la final”, declaró Dan Hunt, presidente de la candidatura de Dallas, a la cadena local de NBC a fines del año pasado. “Tenemos dos grandes aeropuertos, la infraestructura, los hoteles, el AT&T Stadium. Tenemos lo necesario para albergar lo que yo llamo «el Super Bowl en esteroides»”.

Kathryn Schloessman, responsable de la candidatura de Los Ángeles, señaló: “Nuestra región tiene la gran suerte de contar con un estadio y una infraestructura de clase mundial como para que se la considere como sede de la final y de otros partidos destacados”.

A fin de cuentas, los encargados de tomar la decisión serán los altos directivos de FIFA, incluido su presidente, Gianni Infantino, con aporte del órgano rector regional, Concacaf, y de U. S. Soccer. Se espera que tomen la decisión a principios del otoño boreal.

Ya sea que la región de Nueva York obtenga la final o no, es probable que sean celebrados unos ocho partidos en el MetLife Stadium, de East Rutherford, Nueva Jersey. “Ocho partidos son como ocho Super Bowl en seis semanas, así que independientemente de cuáles sean los partidos va a ser un éxito enorme. Agotaremos las entradas para cada uno de ellos, sin importar quiénes jueguen“, opinó Murphy. Y añadió: “Pero sin dudas, conseguir la final –y creemos que estamos en la mejor posición para conseguirla– es la cereza de un pastel que es casi incomparable en los deportes. Es tanto un prestigio como –estoy seguro– un impulso adicional para la economía regional”.

Si de todas formas se va a lograr un “éxito enorme”, ¿por qué hay tal deseo de obtener el partido decisivo? Adams reconoció otra motivación: “Soy muy competitivo y quiero vencer a otras ciudades que quieran la final. Nos han elegido; ahora es el momento de traer la Copa a casa”.

Fuente: The New York Times 

Deja tu comentario