El serbio Novak Djokovic no pudo llevar a cabo su intención de ganar el oro olímpico y los cuatro grandes el mismo año, topó en el Ariake Tennis Center con un gigantesco Alexander Zverev. El alemán noqueó al serbio: 1-6, 6-3 y 6-1. Un golpe tremendo que deja a los Juegos sin otro de esos hitos que debían entrar en los libros de historia.

Zverev, llevándose las manos a la cara, sin poder contener la emoción, llorando sobre la pista, sintió que había cruzado el rubicón mientras Djokovic cargaba su raquetero hacia los vestuarios después de felicitarle. Acababa de tumbar al hombre que ha ganado este año Australia, Roland Garros y Wimbledon. Al número uno. Al caníbal que venía a por el oro que no tiene (fue bronce en Pekín 2008) y que quería unir también al título del US Open, desde el 30 de agosto y donde estará ya Rafa Nadal. Steffi Graf seguirá como único tenista (1988) en conseguirlo en el mismo curso.

Todo parecía destinado a la gloria de Djokovic. Con 6-1, 4-3 y saque caminaba hacia una final en la que ya estaba Karen Khachanov, que derrotó por un doble 6-3 a Pablo Carreño. Pero entonces Zverev (24 años y 5º del mundo) creció dejando en shock al serbio. En modo ‘destroyer’, con 43 golpes ganadores (sólo siete aces) y 15 errores no forzados, fue capaz de remontar el partido.

Zverev puso fin a una racha de 22 victorias seguidas del campeón de 20 grandes, que a sus 34 años tendrá que esperar a París 2024 para lograr una medalla de oro que sí tiene Nadal. Dentro de tres años, el tenis se disputará en Roland Garros… Con su victoria, además, Zverev derivó a Djokovic a la ruta de Pablo Carreño, que tendrá que jugarse el bronce contra un número uno herido en su orgullo.

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