Tras disfrutar de casi un mes de vacaciones en el que su nombre ha vuelto a estar de modo incesante en boca de todo el mundo, Kylian Mbappé regresó este lunes al trabajo con el PSG. El astro de Bondy estaba convocado, junto al resto de internacionales, para pasar una serie de pruebas médicas y realizar una suave sesión en el gimnasio, antes de ponerse el martes a las órdenes de Luis Enrique en el que será el auténtico pistoletazo de salida sobre el césped para el nuevo proyecto del conjunto parisino. Y el campeón del mundo con Francia en 2018 llegó puntual a la cita.

A bordo de un vehículo negro con los cristales tintados, el máximo goleador en la historia del PSG entraba poco después de las 10 de la mañana en el centro de entrenamiento en Poissy, rodeado de una enorme expectación mediática. Una vez en el interior de las instalaciones, y resguardado de las cámaras que aguardaban su llegada, el ‘7’ del PSG se reencontró con viejos compañeros como el brasileño Neymar o el hispano-marroquí Achraf Hakimi, y tuvo oportunidad de saludar también a varias de las nuevas incorporaciones acometidas en las últimas semanas, caso del español Marco Asensio.

Era la primera vez que el delantero aparecía por las instalaciones del PSG desde que el pasado 12 de junio saltase al primer plano la carta que envió al club, fechada casi un año antes, para comunicar su decisión de no ejecutar la cláusula que le permitía renovar de forma unilateral su contrato hasta el 30 de junio de 2025. Una misiva que desató una guerra entre el astro y Nasser Al-Khelaïfi que puede tener una batalla decisiva este mismo martes, cuando el dirigente acuda a presenciar el primer entrenamiento de Mbappé bajo la égida de Luis Enrique.

Al-Khelaïfi dio el 5 de julio un ultimátum de dos semanas a Mbappé para que tomase una decisión sobre las dos opciones que mantiene el PSG sobre la mesa: renovación o venta este mismo verano. El plazo toca a su fin y ambas partes siguen enrocadas en sus posiciones de partida.

Mbappé mantiene su intención de agotar el contrato que le liga al PSG hasta el 30 de junio de 2024, lo que le permitiría cobrar los 80 millones que tiene estipulados dentro de la cláusula de fidelidad si continúa en el equipo el próximo 2 de septiembre -40 de ellos se los embolsaría ya el 1 de agosto- y salir entonces para recibir también una suculenta prima de fichaje en su nuevo destino, previsiblemente el Real Madrid.

El PSG, por el contrario, no contempla ese escenario, ya que perder gratis a su máxima estrella tan solo dos años después de convertirle en el futbolista mejor pagado del mundo supondría un enorme descrédito para los parisinos y un tremendo varapalo económico cuando ya tienen problemas con la UEFA a cuenta del ‘fair play’ financiero. La intención de Catar es renovarle o que se vaya este mismo verano para recibir más de 200 millones de euros por quien ha sido su buque insignia en las últimas campañas.

Cualquiera de esas posibilidades pasa por una reunión que previsiblemente mantendrán en los próximos días Al-Khelaïfi y Fayza Lamari, madre y agente de Mbappé. El tiempo corre en contra de los parisinos, que el sábado pondrán rumbo a Japón para realizar parte de la pretemporada y disputar tres partidos amistosos en el país del sol naciente que le reportarán unos ingresos de 20 millones de euros.

El Real Madrid, a la espera

El PSG ha preparado un plan B por si finalmente se produce la salida de Mbappé y tendría un acuerdo prácticamente cerrado con Dusan Vlahovic para que el todavía atacante de la Juventus aterrice en el Parque de los Príncipes. También ha ejecutado la cláusula para recuperar a Xavi Simons, después de la buena campaña que el neerlandés ha completado en el PSV. El que fuera canterano del Barça podría quedarse en el PSG o salir cedido, con el Leipzig como principal candidato, pero su destino está supeditado a lo que suceda con Mbappé.

Mientras tanto, el Real Madrid permanece a la espera. El club que preside Florentino Pérez contemplaba la llegada del astro en 2024 y esa sigue siendo la idea que manejan en Valdebebas. Pero en la ‘casa blanca’ no pierden ojo a lo que ocurre en París, por si el culebrón termina por explotar y Mbappé acaba enfundándose el dorsal ‘9’ que permanece vacante desde la marcha de Benzema al fútbol saudí.

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