La salida de Héctor Vargas de Marathón se ha oficializado y el entrenador se refirió por primera vez a un idilio que duró cuatro años. El técnico no había hablado del tema hasta que se definiera su futuro.

Una vez presentado el uruguayo Martín García como técnico de Marathón, Vargas sostuvo una extensa charla con el canal Visión 45 de La Ceiba y en ella contó detalles de su salida, aunque no en el tono que se esperaba.

» Yo lo único que hice fue poner a Marathón lo más alto que se pudo, lo intenté este último campeonato, pero no me alcanzó, no soy mago», le dijo el argentino al medio ceibeño.

Agregó que, «después de todos los logros que se tuvo con un equipo con muchas limitaciones pusimos la máxima voluntad y lo bueno que logré fue que, primero me sacaran, después dijeron que volviera porque no tenían cómo pagarme y luego me demandaron».

Contó que el conjunto verdolaga le había retenido el pago, «es mucho más humillante que no pagaran nada, porque me debían cuatro meses y no había cobrado un solo peso de Marathón y toda la gente que me rodeaba si había cobrado. Entonces mi pecado fue poner a Marathón en lo alto y pelearme por el club, defendí la camiseta lo más que pude, tuve disputas con todo mundo porque Marathón  estuviera en Concacaf, dos subcampeonatos, un campeonato y una supercopa», dijo.

Y trajo a colación una frase que le dijo el maestro José de la Paz Herrera, (QEPD) en una conversación: «A mí me quedó una frase de «Chelato» (Uclés) que me lo dijo hace mucho, me confesó que, «de Marathón salís muerto o salís herido», El Maestro era un fenómeno y él estuvo en el equipo».

Vargas confesó que por no tener su situación definida perdió la oportunidad de dirigir fuera del país: «Me llamaron de Municipal antes de que llegara José Cardozo, porque querían a alguien que conociera el fútbol de Centroamérica, me llamaron, pero tuve que decir que no porque no estaba clara mi situación, perdí algunas oportunidades, pero bueno, uno va aprendiendo cosas en la vida y con esto en definitiva me sirve para ir viendo que uno aspira demasiado».

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