Pedro Troglio extraña los frijoles de Honduras

El entrenador argentino Pedro Troglio brindó una entrevista amplia en el Diario Deportivo Olé de Buenos Aires en la que habló de su paso por el fútbol hondureño, específicamente con el Olimpia.

El ahora técnico de Instituto habló de su paso futbolístico como las cosas que extraña de Honduras.

-Venís de ganar muchos títulos en Honduras, ahora te toca volver a la presión de Argentina…

-Siempre estamos en riesgo los entrenadores y sé que vengo a una realidad distinta: me tocó ganar pero dirigía al mejor equipo del país, entonces es más factible que tengas más gloria que tristeza… Ahora me toca Instituto, que es un equipo que estuvo ahí, en mitad de tabla, y tengo que tratar de sumar, de meternos en alguna copa, clasificar entre los mejores ocho. No vamos a ganar todos los fines de semana y va haber que aguantar las puteadas en las perdidas y la exagerada emoción en las ganadas, je.

Un hondureño más

El primer contacto de Pedro Troglio en su carrera con el fútbol hondureño fue en el 85, cuando fue siendo jugador de River a jugar dos amistosos. Sin embargo, pasó muchísimo tiempo hasta el 2019 cuando, ya como entrenador, llegó a Olimpia. “Fui con la idea de dirigir a un equipo grande que estuviera necesitado, en ese momento hacía tres años que Olimpia no salía campeón y nosotros tuvimos la suerte de ganar ocho años seguidos, más la Concacaf y llegar a semi de Concachampions”, repasó

La realidad es que Pedro se sintió enseguida como uno más y no le era fácil hacer las valijas para volverse. “El único momento en que tomé la decisión de irme fue cuando mi vieja estaba mal y justo se dio lo de San Lorenzo”, sigue el relato. En ese momento, sin Troglio, no hubo vuelta Olímpica para Olimpia y su teléfono volvió a sonar: “Fuimos otra vez y volvimos a salir campeones. Me quedé dos años y medio más…”.

El entrenador define a Honduras como un país “muy latino” y “parecido a nosotros” que tiene “gente muy amable y servicial”. Destaca a cada rato que la pasó bárbaro y que lo trataron de diez. Tan cómodo se sintió que hasta adoptó una costumbre de aquellos lares que lo obliga a lucir sus dotes culinarios… “¡Los frijoles! Acá no existen y son una delicia… Ellos lo comen para todo. Me aprendí la receta: pido que me traigan bolsas de allá y yo acá los preparo”, cierra en modo cheff.

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