Madrid, 16 sep (EFE).- El Real Madrid, rey de la competición de mayor prestigio que estrena formato, la Liga de Campeones, con sus quince ‘orejonas’ y campeón de dos de las tres últimas ediciones, inicia un nuevo desafío rumbo a la decimosexta con un duelo inédito ante el Stuttgart, con el gran aliciente en la figura de Kylian Mbappé y su sueño de ser campeón de Europa.

Es al gran desafío que le falta en su carrera a Mbappé, uno de los grandes anhelos que le llevó a abandonar el PSG y firmar por el Real Madrid. Cansado de ver por la televisión esas noches mágicas europeas del conjunto madridista, de ceder cuando se cruzó en el camino del equipo dominador del torneo. Ansioso por disfrutar de una de esas citas del Santiago Bernabéu, donde lo imposible se puede convertir en real.

«Vine a Madrid para vivir este tipo de noches», aseguró Mbappé horas antes de otro estreno especial con la camiseta blanca y el escudo del Real Madrid en una Liga de Campeones que el conjunto madridista comienza como terminó la última edición, ante un equipo alemán. De tumbar al Borussia Dortmund en la final de Wembley a recibir al Stuttgart en un duelo sin precedentes en competición europea.

Consciente de la importancia de mejorar su imagen, aún en rodaje y con graves desajustes que no han costado una derrota -enlaza 32 partidos el equipo de Carlo Ancelotti sin perder-, pero sí dos empates en LaLiga de visitante en cinco jornadas. Y también de comenzar una Liga de Campeones que estrena formato y en la que será importante verse situado entre los puestos altos de una clasificación que juntará a los 36 equipos participantes.

Con el único objetivo de estar presente de nuevo en la gran final, el 31 de mayo en el Allianz Arena de Múnich, Ancelotti, el técnico más laureado de la competición, inicia la defensa de la corona en plena plaga de lesiones pero con la noticia positiva en dos titulares que recupera para la cita: Aurélien Tchouaméni y Jude Bellingham.

Igual de importantes los dos regresos por la necesidad de Tchouaméni de jugar de central en un momento dado, si ‘Carletto’ no fuerza a Éder Militao, renqueante de una molestia sentida el pasado sábado ante la Real Sociedad en una zona próxima a la rodilla operada hace un año que le tuvo ocho meses de baja. Y Bellingham por la necesidad de mejorar el juego y la conexión del centro del campo con el tridente ofensivo que formarán Rodrygo, Vinícius y Mbappé.

Aún debe afinar el entendimiento entre ‘Vini’ y Mbappé, una sociedad que marcará el número de éxitos de la temporada madridista que arrancó con la conquista del primero de los siete títulos a los que opta, la Supercopa de Europa, el día que más se buscaron. De momento reparten penaltis, dos marcados por cada uno, pero no asistencias. El estreno en ‘Champions’ será una nueva oportunidad para lanzar un mensaje al resto de aspirantes al trono madridista.

Mantiene la baja en defensa Ancelotti de David Alaba, llega con la duda de Militao y de su decisión dependerá la demarcación de Tchouaméni en su regreso. En un centro del campo sin Eduardo Camavinga ni Dani Ceballos, Fede Valverde sería el mediocentro si retrasa su posición Aurélien y ya con Bellingham de vuelta, ausente desde el 23 de agosto, Modric tiene más opciones de repetir titularidad que Arda Güler.

Dijo el entrenador del Stuttgart, Sebastian Hoeness, al conocerse el sorteo de la Liga de Campeones, que el envite ante el Real Madrid en el Santiago Bernabeu «estaba en lo más alto» de la «lista de deseos de muchos miembros del equipo y del cuerpo técnico» del cuadro alemán. Dicho y hecho.

El destino quiso que el actual subcampeón de la Bundesliga retorne 14 años después a la máxima competición continental en la casa del campeón. En esta casi década y media al Stuttgart le ha sucedido todo lo imaginable, y casi siempre en negativo. Apenas se le ha visto tres veces más por el Viejo Continente, siempre en Liga Europa, y ha protagonizado la etapa más triste de esa centenaria institución, con dos descensos a la 2.Bundesliga en cuatro años.

De hecho, la campaña anterior a clasificarse para la Liga de Campeones, solo una promoción de permanencia evitó que cayera nuevamente al pozo de la segunda categoría del fútbol germano. Lo que aconteció después fue tan inesperado como espectacular. De luchar por sobrevivir a convertirse en una de las grandes revelaciones de Alemania durante el curso pasado y acabar en segunda posición, por encima del todopoderoso Bayern Múnich.

Bajo el liderazgo de Sebastian Hoeness, sobrino del mítico delantero y dirigente del Bayern (Uli), que había aterrizado en abril de 2023 para salvar a un conjunto que navegaba a la deriva en el naufragio del descenso, el Stuttgart se convirtió en un equipo que era puro atrevimiento, sin especulación alguna y volcado al ataque.

Tras la marcha del goelador guineano Serhou Guirassy -traspasado por 27 millones al Borussia Dortmund-, Hoeness le ha otorgado a Undav, adquirido en propiedad este verano desde el Brighton, los galones como hombre de referencia en la punta de ataque, en compañía del bosnio Ermedin Demirovic, llegado este verano del Augsburgo, que firmó un doblete en su último choque.

Su arranque de temporada no ha sido igual de brillante que el final de curso pasado. Tras caer sobre la bocina y por penaltis ante el Leverkusen en la Supercopa, su estreno en Bundesliga se saldó con una contundente derrota a domicilio ante el Friburgo (3-1), a la que siguió un empate a tres en casa ante el Maguncia, y no pudo estrenar su casillero de victorias hasta este pasado sábado (1-3 ante el Borussia Mönchengladbach).

Aún mantiene la impetuosa vocación ofensiva que le ha caracterizado desde que Hoeness se hizo cargo del banquillo, pero adolece de seguridad defensiva, con grandes franjas de espacio entre sus líneas y fallos en las coberturas.

Deja tu comentario