Cuando Héctor Vargas llegó al Marathón, los verdolagas comenzaron a gozar de una estabilidad de la que se habían olvidado. Con planteles muy modestos, el técnico llevó a los verdes a ser felices otra vez.

Ganó las vueltas en el primer torneo y después en el Clausura 2018 logró el noveno título para la institución. Ha sido dos veces subcampeón nacional y suma dos participaciones en Concacaf. Todo con inversiones muy inferiores a la realizadas por Olimpia, Motagua o Real España.

El Marathón venía de época sin títulos en la que se robaba titulares en la prensa por sus múltiples deudas. También tuvo una dura crisis cuando el entonces presidente Yankel Rosenthal fue detenido en Estados Unidos. Sus activos fueron congelados.

Pues esas crisis verdolagas las hizo olvidar desde el banquillo Héctor Vargas, pero con un respaldo casi  ciego del presidente verde Orinson Amaya, que mostró su confianza al firmar un contrato por seis torneos hace un año.

Y resulta que el torneo anterior algo se quebró en la buena relación que habían tenido directivos y cuerpo técnico. Lo primero que surgió fueron incesantes rumores acerca de la salida de Vargas. La directiva verdolaga ya no estaba conforme con el entrenador en el que había confiado ciegamente.

Pero en una entrevista con los medios de comunicación, Orinson Amaya ratificó a Héctor Vargas, que no tardó en ofrecer declaraciones y aclarar que continuaba pero debían mejorar el plantel porque él «debía cuidar su prestigio». También mencionó que se le debía a los jugadores.  La relación ya no pintaba bien.

En los últimos días terminó de quebrarse. Aunque ninguna de las dos partes lo ha dicho evidentemente ya no hay química. No hay acuerdos. Héctor Vargas quiere irse, pero quiere que le paguen todo el contrato. Marathón ya no quiere a Vargas de técnico, pero quiere una salida negociada. Ha ofrecida varias opciones, pero quizás ninguna sea pagar todo el contrato.

Según Diario Diez,  los verdes han enviado el caso al Tribunal Nacional de Arbitraje de Fútbol, TNAF, para que dirima la salida de Vargas. Así ha terminado esta sociedad. En la Cueva del Monstruo Vargas era idolatrado y él siempre decía que ahí era donde mejor lo habían tratado.  Eso es historia. Ese amor se acabó.

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