En la octava jornada de la Liga Española, el derbi madrileño entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid se vio marcado por incidentes en las gradas que llevaron a la suspensión temporal del partido.

El árbitro Mateo Busquets Ferrer, en su debut en este emocionante encuentro, detuvo el juego en el minuto 69, cuando el Real Madrid lideraba 0-1 gracias a un gol de Éder Militao al 64.

El motivo de la suspensión fue el lanzamiento continuado de objetos hacia el portero belga del Real Madrid, Thibaut Courtois. A pesar de los esfuerzos del colegiado por restablecer el orden, el partido se interrumpió en varias ocasiones, generando una atmósfera de tensión en el Cívitas Metropolitano.

A las 68:55, se comunicó por megafonía que el partido se detendría durante 10 minutos si los lanzamientos no cesaban. Sin embargo, esta pausa se extendió cinco minutos más, y la situación provocó una imagen negativa del derbi, que es uno de los encuentros más esperados de la temporada.

En un intento por calmar a la afición, el capitán del Atlético, Koke Resurrección, fue el primero en dirigirse al fondo norte para solicitar que se detuvieran los lanzamientos de objetos. Posteriormente, José María Giménez y el entrenador Diego Simeone también se unieron a esta petición, subrayando la importancia del respeto en el deporte.

A pesar de estos esfuerzos, la suspensión del partido impactó el desarrollo del juego y dejó a los jugadores en una situación incómoda. Sin embargo, una vez reanudado el encuentro, ambos equipos mostraron su compromiso y calidad en el campo.

El Atlético de Madrid logró igualar el marcador en el tiempo de descuento, cuando Ángel Correa anotó un gol en el minuto 90+5, asegurando así un empate 1-1 en un derbi que quedó marcado por los incidentes en las gradas.

Este desenlace, aunque emocionante, no logró borrar la controversia de la suspensión, que ha llevado a las autoridades a revisar el comportamiento de la afición. La seguridad en los estadios y el respeto por los jugadores deben ser prioridades en el fútbol.